Continuamos nuestro paseo y llegamos a La Casa da Cerca (o Casa del Arco, similar a la de Laxe), que fue mandada construir por los Condes de Altamira en el Siglo XV para servir como pequeño hospital de los peregrinos que llegaban por mar.
Desde tiempos inmemoriales esta ría ha sido el primer refugio para las naves que vienen del norte o el último para las que vienen del sur. Y este puerto y la bahía de Langosteira lo primero que se encontraban. En la actualidad, vemos los barcos pesqueros del día descansando después de una dura jornada de trabajo.
La lonja de Fisterra fue inaugurada en el 2008 y está concebida para recibir turistas que, tras una cristalera, pueden ver la subasta del pescado que llega del día.
En el paseo del puerto podemos ver un ancla que nos recuerda un hecho histórico para la población: el embarrancamiento del Casón y la posterior evacuación de toda la población.
La mañana del 5 de diciembre de 1987 el carguero de bandera panameña Casón navegaba a 15 millas de Fisterra con 31 tripulantes, todos de nacionalidad china, con una carga cocktail de 1100 toneladas de productos químicos inflamables, tóxicos y corrosivos con destino a Shangai. En medio de un fuerte temporal, sufre un movimiento de la carga que provoca un grave incendio a bordo.
El capitán, único conocedor de la carga real, ordena abandonar el barco. En medio del humo y los gases tóxicos muchos se tiran al mar, todo antes de permanecer en aquel infierno flotante que estaban metidos. Los medios de salvamento únicamente rescatan con vida a 8 de sus tripulantes.
En este tiempo, el armador se niega a responder del rescate y el Cason, a pesar de estar el remolcador en sus cercanías, acaba embarrancando a primera hora de la noche entre la Punta das Pardas y el Castelo.
A partir de ahí surgen las más variadas hipótesis sobre la carga del barco y empieza a cundir la preocupación en la gente hasta que, en la tarde del 10 de diciembre y emitido en directo por la televisión, la carga vertida al mar provoca explosiones al contacto con el agua y el barco, en medio de una nube de humo, parece que va a estallar de un momento al otro. Esto alarma definitivamente a la población, ya intranquila debido a la falta de coordinación y a la información contradictoria de autoridades y medios de comunicación.
Esa noche, el Delegado del Gobierno anuncia en la Radio Galega que hay una nube tóxica y se están enviando 700 autobuses a Fisterra para evacuar a la población. Ante tal declaración, se produce un éxodo masivo de los vecinos que, por sus propios medios, escapan despavoridos hacia poblaciones más lejanas y seguras. Horas más tarde el delegado del gobierno desmiente que la nube de la explosión fuera tóxica. Pero ya era tarde.
A Costa da Morte es una comarca con mucha emigración. Primero a Sudamérica y después al centro de Europa, los gallegos somos emigrantes por obligación. La falta de industria consolidada en la zona provocó que muchos probaran suerte en otros países. Durante este camino veremos ejemplos de emigrantes que después ejercieron una labor filantrópica con la tierra que los vió nacer.
Este Monumento ao Emigrante de Fisterra fue inaugurado en 1993, siendo obra del escultor Agustín de la Herrán.